La proporción en el diseño arquitectónico es un concepto fascinante que hemos estado explorando desde diferentes puntos de vista. Para Hian, la proporción se trata de cómo un edificio se relaciona con su contexto, mientras que para Yadaris lo ve más en términos de las medidas precisas del perímetro, para mi se enfoca en el equilibrio de los objetos dentro del espacio. Aunque nuestras ideas varían, estamos de acuerdo en que la proporción tiene que ver con la organización y la optimización del espacio, ayudando a dar sentido a lo que al principio puede ser una idea abstracta. La proporción nos permite transformar ese caos inicial en una composición mas armoniosa, que comunica lo que queremos expresar con nuestro diseño.
Sin embargo, al pensar en la historia de la proporción, nos preguntamos si es realmente necesario conocer su evolución para crear. A veces nos parece que, al diseñar, no estamos tan conscientes de esa historia, sino más enfocados en lo matemático, en lo preciso. Pero luego, cuando empezamos a investigar más, nos damos cuenta de que las matemáticas y los números que usamos están profundamente entrelazados con la historia de la humanidad. El trabajo de Thomas Crump en "La Antropología de los Números" nos muestra cómo los sistemas numéricos, como el decimal en Europa y el vigesimal en Mesoamérica, surgieron para satisfacer necesidades prácticas, pero con el tiempo adquirieron significados culturales más profundos. Esta conexión entre los números, las proporciones y la cultura nos hace reflexionar sobre cómo, aunque a veces lo ignoremos, estamos caminando sobre un legado histórico en cada diseño que creamos.
Un ejemplo claro de cómo la proporción ha evolucionado es la historia de las cúpulas. Me impresiona cómo, en un principio, estas estructuras eran vistas como símbolos de conexión divina entre el cielo y la tierra, especialmente en catedrales e iglesias. Hoy, sin embargo, muchas de esas cúpulas tienen un propósito político, como el Capitolio. Este cambio refleja no solo una evolución en la tecnología que permitió construirlas más rápido y con nuevos materiales, sino también un cambio en su significado. Ver cómo una estructura tan imponente puede pasar de ser un símbolo espiritual a uno de poder político me hace pensar en cómo la arquitectura se adapta y cambia con la sociedad, pero siempre manteniendo esa esencia de grandeza.
Por último, al ver el episodio "Cities of the Sky", me sentí impresionada por cómo las civilizaciones nativas de América integraban la proporción en su arquitectura en alineación con los cuerpos celestes. Es increíble pensar que ciudades como Cahokia y Teotihuacán no solo eran centros de poder político y comercio, sino también lugares donde la astronomía y la arquitectura se encontraban en perfecta armonía. Estos pueblos no solo usaban la proporción para diseñar espacios útiles, sino también para reflejar su conexión espiritual con el cosmos. Me hace darme cuenta de que, aunque a veces lo olvidemos, la arquitectura tiene el poder de conectar lo terrenal con lo celestial, de vincularnos a algo más grande que nosotros mismos.
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