La Catedral de Santa María del Fiore, conocida también como Catedral de Florencia, es uno de los monumentos más significativos de Italia monumental, aunque no sólo se puede considerar como una manifestación de la gran transformación de la que ha dado la arquitectura a lo largo del tiempo. Se sitúa en medio de Florencia, se comenzó el proyecto inicial en 1296 con Arnolfo di Cambio y a la luz de lo que el gótico suponía. La que, artísticamente se definía por altos arcos apuntados, potentes contrafuertes exteriores que enmarcan las preciosas ventanas que incorporaban los elaboradísimos vitrales cuyo único fin era poner en práctica una arquitectura muy ligera que permitía elevar la mirada hacia el intento de ver lo divino. Evidentemente, mientras se ejecutaba el trabajo de ampliación de la catedral, las nuevas tendencias comenzaron a deslizarse en la obra, rebajando el modelo de la catedral en líneas, añadiendo un mayor punto de solidez y un sentido de volumen. El cambio que supuso una re
La arquitectura renacentista trajo consigo varios cambios significativos, enfatizando cómo se diferenció del estilo gótico a través del uso de proporciones clásicas, las cupulas y la armonía. La arquitectura no solo responde a criterios estéticos, sino también que va cambiando según las necesidades y aspiraciones de la sociedad de su tiempo. Es fundamental reconocer que la trascendencia de la arquitectura está intrínsecamente ligada a la evolución social y cultural. Los eventos históricos, como el Renacimiento en sí, marcan cambios de paradigma que se reflejan en las edificaciones. El gótico se enfocaba mucho en lo divino y la altura espiritual, con una ornamentación brutal y organización curiosa, el renacimiento puso énfasis a lo humano, la razón y el equilibrio, ya que pues fue influenciada por los principios de la sociedad. La arquitectura renacentista es una respuesta a los ideales estéticos de la época y a una manifestación física de un cambio profundo en la forma en que los sere